Que tu vida discurra tan apaciblemente como un río.
Que tu despertar al día sea con alegría.
Que la espera de lo que buscas y deseas sea gozosa, llevadera... gratificante.

Gracias por visitar el blog. Un abrazo.

María José.

MADRE




A MI MADRE


Manifiesto,
sin pronunciar una palabra más alta que otra,
que cuando amanecí a esta vida
mi madre ya estaba en ella, esperándome.
Aguardando
a poder sostenerme con sus manos,
para abrazarme y cuidarme,
para protegerme y quererme.

Manifiesto en alto,
que yo la quiero también a ella
con amor sublime.

La llama de toda una vida
se prende con la alegría
que abarca al sentimiento
que vive y se muestra en mí,
cada vez que miro a mi madre,
cada vez que mi madre me habla,
siento...
que por ella soy querida.


3 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Oh, cuan lejos están aquellos días
en que cantando alegre y placentera,
jugando con mi negra cabellera,
en tu blando regazo me dormías!
¡Con que grato embeleso recogías
la balbuciente frase pasajera
que, por ser de mis labios la primera
con maternal orgullo repetías!
Hoy, que de la vejez en el quebranto,
mi barba se desata en blanco armiño,
y contemplo la vida sin encanto,
al recordar tu celestial cariño,
de mis cansados ojos brota el llanto,
porque, pensando en ti, me siento niño.
Un golpe di con temblorosa mano
sobre su tumba venerada y triste;
y nadie respondió… Llamé en vano
porque ¡la madre de mi amor no existe!
Volví a llamar, y del imperio frío
se alzo una voz que dijo: ¡Si existe!
Las madres, nunca mueren … Hijo mío
desde la tumba te vigilo triste…
¡Las madres, nunca mueren!
Si dejan la envoltura terrenal,
suben a Díos, en espiral de nubes…
¡La madre, es inmortal!
Vicente Riva Palacio

María José dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
María José dijo...

¡Gracias por tu comentario, Anónimo!
Y, sobre todo, por el poema de Vicente Riva Palacio.
¡Qué tengas un feliz fin de semana!
Un abrazo.