No vayas a mi tumba y llores
pues no
estoy ahí.
Yo no
duermo.
Soy un
millar de vientos que soplan,
el brillo
de un diamante en la nieve,
la luz del
sol sobre el grano maduro,
la suave
lluvia de verano.
En el
silencio delicado del amanecer
soy un ave
rápida en vuelo.
No vayas a
mi tumba y llores,
no estoy
ahí,
yo no
morí.
Indio americano anónimo.
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