
Es hielo abrasador, es fuego helado,
es herida que duele y no se siente,
es un soñado bien, un mal presente,
es un breve descanso muy cansado.
Es un descuido que nos da cuidado,
un cobarde con nombre de valiente,
un andar solitario entre la gente,
un amar solamente ser amado.
Es una libertad encarcelada,
que dura hasta el postrero paroxismo;
enfermedad que crece si es curada.
Este es el niño, Amor, éste es su abismo.
¡Mirad cuál amistad tendrá con nada
el que en todo es contrario de sí mismo!
Francisco de Quevedo
2 comentarios:
Precioso poema de Quevedo, muy en sintonia con la imagen.
Un abrazo
Esther
Gracias Esther. Nunca pensé que el amor fuera un breve descanso muy cansado, entre otras cosas.
Un abrazo. ¡Feliz semana!
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