Que tu vida discurra tan apaciblemente como un río.
Que tu despertar al día sea con alegría.
Que la espera de lo que buscas y deseas sea gozosa, llevadera... gratificante.

Gracias por visitar el blog. Un abrazo.

María José.

¡QUIÉN PUDIERA!







¡Quién pudiera mirar siempre de frente!

¡Quién pudiera hablar sin errar!

¡Quién pudiera caminar sin mirar atrás!

¡Quién pudiera perdonar lo imperdonable!

¡Quién pudiera borrar lo que nunca debió suceder!

¡Quién pudiera seguir siendo la persona inocente...
que fue al nacer!


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