Que tu vida discurra tan apaciblemente como un río.
Que tu despertar al día sea con alegría.
Que la espera de lo que buscas y deseas sea gozosa, llevadera... gratificante.

Gracias por visitar el blog. Un abrazo.

María José.

POEMARIO (DES)ESPERANZA. PRÓLOGO ESCRITO POR JERÓNIMO GARCÍA JORQUERA




PRÓLOGO

María José aparece de forma inesperada en el mundo de la poesía. Es una mujer con una gran capacidad perceptiva y una profunda sensibilidad. Hace apenas dos años se decidió tímidamente a dar el paso de convertir en versos esa sensibilidad perceptiva y he tenido la fortuna de contar con su amistad y de seguir su evolución durante ese tiempo comprobando como, de modo autodidacta, ha ido depurando su estilo.
Una cosa es amar la poesía y otra muy distinta es abordar la difícil tarea de transformar sentimientos en palabras, y la autora lo hace con una madurez y serenidad ejemplares.

María José es una de esas personas que saben apreciar el valor de las pequeñas cosas que parecen no tener importancia, por eso, en sus poemas, aparecen olas, ramas, pies, relojes, lluvia, autopistas que cobran vida, calles que guardan memoria, vuelos de mariposas que se posan en el alma o silencios que se convierten en “te quieros”.

Su proceso creador consiste en ver colores de un cuadro, escuchar las notas de una melodía, oler la fragancia de un jardín, saborear una fruta, notar el frío, e… inmediatamente surge de su interior una fuerza que la impulsa a escribir sus sentimientos tal como los vive. Y, una vez plasmados en el papel, volver a leer para reelaborar la composición en caso necesario.

María José confiesa tener muchos sueños y el primero de ellos es disponer en su vida de oportunidades para poder cumplirlos. Escribir poemas era uno de ellos y ya lo hace. Publicarlos era otro y lo consigue con este poemario que comienza en la oscuridad de la desesperanza como una realidad que impregna, en nuestras vidas, demasiados momentos de dolor, tristeza o soledad. Sin embargo, a lo largo de sus páginas, la autora nos descubre que esos sentimientos son el punto de partida de una cierta inquietud, de una reflexión y de la aparición de unos valores humanos renovadores que iluminan y hacen florecer la esperanza, convirtiéndola en un alegre refugio donde recuperamos la expresividad inocente y pura de la niñez, promesa de un futuro limpio, que es a la vez sujeto humano receptor de esperanza que desea ser querido y donante de esperanza, pues es capaz de transmitirla despertándola en los demás. Es la esperanza en el ser humano.

María José ha dividido su poemario en doce capítulos. El primero nos habla del dolor. No del dolor físico, sino del causado por la ausencia del amor:

“... estos ojos
que derramaron lágrimas mezcladas con sonrisas,
que dejaron a mi corazón partido en dos”.

Los siguientes capítulos hacen referencia a la tristeza y a la soledad, habitualmente compañeras del dolor:

“Congelada me quedo en este infierno,
que no sabe de mi derrota”.

A continuación nos habla de inquietud, como motivadora de una necesidad de cambio, y de pausa, como un alto en el camino para reflexionar y establecer unos principios para reiniciar la vida:

“¡Yo qué sé!...
Un entreacto, una pausa,
un punto y seguido”.


Una vez contemplada la existencia con nuevas perspectivas nos ilumina la esperanza como refugio y abrigo:

“No te rindas.
Que la esperanza te llama”.


Con la esperanza renace la alegría, un regreso a la niñez, un estímulo para la expresión como necesidad de comunicar y compartir:

“…colorea tu sueño,
dibuja el cielo rosa
con nubes transparentes”

El poemario acaba con el capítulo dedicado al amor como máximo sentimiento al que nos puede conducir la esperanza:

“… si a mi corazón
le da por volverse invierno
lo abrigas con primavera”

Y, en el último poema, María José funde amor con poesía anunciando su esperanza de continuar traduciendo a versos cada parte de su corazón:

“Me detendré en el amor de las palabras,
en la locura del punto y coma”
“… que me harán escribir de nuevo,
sin poner punto y final”

Al leer (Des)esperanza, vamos a alternar dos tipos de sensaciones. Por una parte, la de disfrutar en versos el equivalente poético de la belleza, bondad e inocencia de la pintura naïf. Y por otra parte, la de disfrutar la calidad literaria de una nueva poetisa que escribe con toda la pureza de su corazón.

Jerónimo García Jorquera

2 comentarios:

Lupe dijo...

Hola Maria José.

Excelente el prólogo que ha dedicado a tu libro de poemas Jerónimo. No podías haber elegido mejor...

Un abrazo a los dos y mucha suerte.

Maat

María José dijo...

¡Hola Maat!: Estoy completamente de acuerdo contigo. Jerónimo conoce mi poesía mejor que nadie. Desde el principio me ayudó con sus consejos para que pudiera depurar mi estilo,
y mejorarla.
Tengo mucha suerte en contar con su amistad. Un abrazo. ¡Qué tengas un feliz fin de semana!