Que tu vida discurra tan apaciblemente como un río.
Que tu despertar al día sea con alegría.
Que la espera de lo que buscas y deseas sea gozosa, llevadera... gratificante.

Gracias por visitar el blog. Un abrazo.

María José.

REFLEXIONES


Deja todos los números no esenciales para tu supervivencia. Eso incluye edad, peso, altura... Que ello le preocupe al médico. Para eso le pagan.
Convive con amigos alegres. Los pesimistas no te convienen.
Continúa aprendiendo. Aprende más sobre ordenadores, artesanía, jardinería... cualquier cosa. No dejes tu cerebro desocupado.
Ríe siempre, mucho y alto. Ríe hasta desternillarte ¡incluso de ti!
Cuando lleguen la lágrimas aguanta, sufre y sigue adelante. Saluda cada día como una nueva oportunidad para hacer aquello que aún no te atreviste a aprender.
Da la espalda a la rutina. Prefiere nuevas rutas que volver a caminos mil veces hollados.
Apaga el gris de tu vida y enciende los colores que llevas dentro.
Abre tus caminos para no perderte nada de lo bello y hermoso que te rodea.
Contagia de alegría a tu entorno, e inténtalo más allá de las fronteras personales en que te has ido recluyendo con el tiempo.
Pero recuerda:
La única persona que te acompaña toda la vida eres tú mismo.
¡Manténte vivo en todo lo que hagas!
Rodéate de aquello que te guste.
No sucumbas a la añoranza. Sal a la calle. Ve a una ciudad vecina, a un país extranjero, pero no viajes al pasado que duele.
Di a aquellos que amas que realmente los amas, y en todas las oportunidades.
Y recuerda siempre que la vida no se mide por el número de veces que respiraste; sino, por los momentos que te palpitó fuerte el corazón de tanto reír de sorpresa, de éxtasis, de felicidad; y sobre todo, de querer sin medida.

Se le atribuye a Pablo Ruiz Picasso

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